A nivel práctico las obligaciones de un productor ejecutivo varían entre los medios donde operen y de forma notable entre culturas, países, e incluso, entre empresas del mismo país.
Sus responsabilidades varían desde atraer inversores para la película, hasta trabajos legales, de guion, marketing, asesoramiento o supervisión.
En algunos casos los productores ejecutivos participan de las ganancias, mediante un porcentaje acordado.
[4][6] En la actualidad, las firmas discográficas distinguen claramente entre el productor ejecutivo y el productor musical; el primero tiene a su cargo las decisiones relacionadas con los negocios y las contrataciones de artistas, mientras que el segundo trabaja directamente con el contenido musical.
En Brasil, el productor ejecutivo obtiene la propiedad intelectual sobre los registros obtenidos bajo su gestión, adquiriendo derechos en el producto creado, sin interferir en los derechos de autor del mismo.