Fue su primer y hasta ahora único título de Premier League.
El título se dirimió en el último partido de la temporada.
Blackburn Rovers llegaba al partido con 89 puntos, dos más que el Manchester United.
Si bien los Rovers perdieron su partido ante el Liverpool como visitantes (2-1), el United no pudo ganar su respectivo encuentro ante el West Ham United, finalizando el encuentro empatado 1-1.
Esta temporada es recordada como una de las definiciones más dramáticas en la historia del fútbol inglés,[1] y en la que se presentó una de las mayores sorpresas del fútbol en el Reino Unido.