Se trata de un yacimiento arqueológico que estuvo habitado entre el siglo VI a. C. hasta el 50 a. C. y más adelante, en la Edad Media.
El poblado fue destruido a fines del siglo III a. C. o principios del II a. C., debido a la segunda guerra púnica (218 a. C.-206 a. C.), pero se reconstruyó durante el ibérico final.
Años más tarde, con la llegada de la nueva organización territorial impuesta por romanos, los iberos abandonaron el poblado definitivamente.
Desde entonces, anualmente se está catalogando los hallazgos restaurados durante el año anterior.
Actualmente se pueden observar las calles bien definidas, así como casas y otros restos, accesibles al público.