Juego de persecución

Las variantes que teniendo un perseguidor sí tienen refugio o casa para los perseguidos, tienen un aspecto colaborativo sólo entre estos.

Por último, las variantes en las que existe el refugio o casa y a su vez hay más de una persona actuando como perseguidora presentan aspectos colaborativos para ambas partes implicadas.

En la siguiente tabla, se muestra una estructura general que comprende el reglamento básico de cualquier juego de persecución:[4]​ Variantes en las que se puede evitar ser tocado si antes se consigue realizar una acción, como quedarse quieto con los brazos en cruz y decir tulipán, en el juego de este nombre; o llegar a una casa (lugar donde no puede entrar el perseguidor), o subirse a algún lugar elevado previamente determinado.

Este juego con poca o nula variación se conoce con muchos nombres: «La ere» (Venezuela),[5]​, «las atrapadas», «pilla-pilla» (España), «la traes» (México), «la mancha» (Argentina), «la pinta» (Chile), «la peste», «la tiña», «las pillas», «las chapadas» (Perú); y muchos más.

Al ser atrapado un ladrón, es llevado a un lado del campo de juego en un lugar que se haya designado previamente como la «cárcel».

El título de la serie policial argentina Poliladron (los años noventa), hizo referencia a esta variante del juego.

Este juego es muy difícil de acabar, y sólo ocurre eso cuando el oni se rinde.

Los capitanes de cada grupo se tiran al cachipun (piedra, papel o tijeras) el que gane su equipo correrá.

Ilustración del libro neerlandés Jongensspelen (juegos de niños) de 1863.
Niños jugando a una variante del pilla-pilla. En el juego de la pillada, el pez se coloca en el centro, se llama a un número y los miembros de los equipos intentan correr y conseguir el pez sin ser marcados por otra persona. Tres personas intentan marcar a una que tiene el pez.