Es similar a la perdiz roja (Alectoris rufa), pero de cara y garganta grises, con un collar pardo moteado en blanco.
En Europa la población más numerosa se encuentra en la isla italiana de Cerdeña, donde debió ser introducida por los Romanos.
También habita en Gibraltar, lugares estos donde fue introducida a principios del siglo XIX con fines cinegéticos, así como en las ciudades norteafricanas de Ceuta y Melilla.
Los perdigones abandonan el nido al poco de nacer y pueden volar a diez días.
Los principales problemas que afectan a esta especie son: la elevada presión cinegética ejercida sobre sus poblaciones, la depredación por mamíferos introducidos, y la intoxicación por sustancias usadas para combatir plagas en los cultivos.