Julio I

Nació en el siglo III, probablemente en Roma, de donde era oriundo su padre.

A la muerte de Constantino I el Grande, el imperio se dividió entre sus tres hijos, uno de ellos, Constantino II, pronto desapareció de la historia y quedaron como emperadores sus otros dos hijos, Constancio II, en Oriente y Constante en Occidente.

[3]​ Tomó esta fecha porque, en el calendario juliano, el solsticio de invierno ocurría en ese día, siendo este acontecimiento festejado por muchos pueblos del hemisferio norte (por ejemplo, véase las Saturnales romanas) como un nuevo renacer del ciclo de la vida.

Los inicios del cristianismo en la era romana fueron difíciles, se producían constantes revueltas entre la población y enfrentamientos entre paganos y romanos recién convertidos al cristianismo.

[cita requerida] Julio es venerado como santo desde la misma fecha de su muerte.