Tras la repentina muerte de Maria cuando Panacea tenía tres años, Lorenzo sintió que su hija necesitaba los cuidados de una madre, por lo que contrajo matrimonio con una mujer oriunda de Locarno llamada Margherita Gabotto, quien era viuda y tenía una hija.
Tras el enlace, Panacea, dedicada fielmente a la realización de buenas acciones y al cuidado de los pobres, empezó a sufrir acoso y malos tratos por parte de su madrastra y su hermanastra,[1] quienes sentían rechazo hacia Panacea por sus actos y por la fe que profesaba, siendo probable que sus obras de caridad le impidiesen cumplir con sus tareas.
Al ver que los animales regresaron al redil sin Panacea y ante la tardanza de la joven en volver, Margherita fue en su busca, acudiendo a los pastos ubicados en el Monte Tucri, donde encontró a su hijastra rezando en la antigua ermita de San Giovanni.
El párroco informó al entonces obispo de Novara, Oldrado Maineri, quien llegó acompañado del clero el cual fue testigo del milagro, ordenando Maineri al cuerpo de Panacea que se dejase levantar.
Posteriormente, el cadáver fue llevado río abajo y colocado en un carro tirado por bueyes, si bien los animales no pudieron tirar del vehículo, por lo que fueron reemplazados por dos terneros los cuales aún no estaban sujetos al carro cuando empezaron a caminar sin nadie que los guiase hacia un campo propiedad de Lorenzo Giuliani, pariente de Panacea, quien sin embargo se opuso a que el sepelio tuviese lugar en su terreno.