Generalmente a Mapungubwe se le suele incluir dentro de un amplio contexto conocido como la secuencia cultural de Zimbabue, que a su vez se dividiría en tres periodos, Mapungubwe (1220-1290), El gran Zimbabue (1290-1450) y Khami (1450-1820).
Ahora bien, ello responde a su vez a un movimiento poblacional que se vendría desplazando desde épocas tempranas, y que se constituyó por primera vez en ciudad-estado, en Mapungubwe, inaugurando así esta secuencia cultural.
En Kudu Koppie y Parma Farm, estas herramientas, hechas por personas físicamente modernas, incluyen láminas de lados paralelos y puntas triangulares que fueron diseñadas para hacer lanzas de caza.
Cuando finaliza este vacío, aparecerán unas cerámicas que se han denominado de la «facies Zhizo».
Los campesinos de «Leopard´s kopje» cultivaron en las tierras planas entre las colinas, donde pudieron aprovechar al máximo las inundaciones estacionales del río Limpopo y sus afluentes.
El espacio de Mapungubwe está dividido en dos: la propia cima en la que hay un palacio, una zona para el culto, otra para los soldados, un cementerio con unas 20 tumbas y un área para las mujeres de la realeza; y la parte inferior que rodea la cima.
El rey, junto a unos pocos de la élite noble, viviría en un palacio.
Al mismo tiempo, el rey sería enterrado junto con sus predecesores en la cima del sitio, en un área demarcada lejos del palacio pero algo más cerca de las viviendas de las esposas reales.
Mientras tanto, el conjunto poblacional se enterraría en las zonas cercanas a la aldea.
De manera figurativa ambos grupos permanecían separados totalmente, no es de extrañar que lo estuvieran físicamente, respondiendo a una mayor complejidad social que no se podría haber dado sin un comercio y una economía pujante.
La única diferencia entre ambos ríos es que el Shashe no corre superficialmente, solo cuando crecía su caudal, y que el Limpopo sí lo hace, siendo incluso navegable y una vía de acceso hasta Mapungubwe.
La prosperidad agrícola de esta región se tradujo en unos vínculos comerciales que probablemente fortalecerían a la autoridad política, controlando e incluso monopolizando estas lucrativas conexiones interregionales.7 La cerámica se produjo en una escala lo suficientemente grande como para sugerir la presencia de alfareros profesionales -otro indicador de una sociedad próspera y especializada- que, tal vez, se dividiera en diferentes niveles.
Estas representaciones, que corresponderían con una forma animal pueden haber sido utilizados como ofrendas votivas para los antepasados o para los dioses, y se relacionarían, de alguna manera, con la prosperidad y la fertilidad, pero se desconoce su función precisa.8 Un tipo particular de decoración, que no es muy común, era batir el oro en pequeñas láminas rectangulares, que luego se decoraban con patrones geométricos hechos mediante incisiones, usados para cubrir objetos de madera (que no han sobrevivido) uniéndolos con pequeñas tachuelas, también hechas de oro.
Otros hallazgos incluyen pequeños artículos de joyería hechos en cobre o en marfil.
El reino de Mapungubwe ya estaba en declive a fines del siglo XIII, probablemente debido a la sobrepoblación que ejercía demasiada presión sobre los recursos locales, que se habría producido por una crisis surgida de diversas sequías.
Por lo cual, el entorno de Mapungubwe solo habría durado ocupado entre 70 y 80 años.
Sabemos que las personas de este espacio no se movieron en masa a zonas como las del Gran Zimbabue.
Es decir, que la riqueza acumulada por los grupos dominantes caería en picado y no sería, para nada, igual a la anterior.
No habría un crecimiento en ese sentido para la élite y por tanto la estructura correría cierto peligro.
Las rutas comerciales también pudieron haberse desplazado hacia el norte y los recursos locales se habrían agotado.
Ciertamente, los reinos que ahora prosperaban estaban al norte, como Gran Zimbabue y, luego, el Imperio de Mutapa (1430).
Cuando los europeos descubrieron tanto las ruinas del Gran Zimbabue como las de Mapungubwe entre el siglo XIX y XX, no podían creer que los africanos negros construyeran estructuras tan impresionantes y objetos tan preciosos.
Rápidamente surgieron nuevas y abundantes teorías para explicar de alguna manera su presencia y confirmar las creencias racistas europeas de la época, atribuyendo tales obras a los antiguos egipcios o a los fenicios.
Sin embargo, la arqueología ha demostrado que ambos sitios fueron construidos por pueblos indígenas en el período bajomedieval.