Es, por tanto, la mayor de todas las especies del género Picea, y la tercera conífera más grande del mundo tras la secuoya roja y el abeto de Douglas.
Picea sitchensis destaca por su copa cónica, que se va volviendo más cilíndrica según envejece.
Son las agujas de un color verdeazulado oscuro en la parte superior, y blanquiazuladas en la inferior.
De ancho miden unos 2 cm estando cerrado, y 3 cuando abren.
Son de color rojizo o verde hasta que maduran, a los 6 meses aproximadamente tras la polinización, momento en el cual se vuelven de color marrón claro.
Además, es una de las poquísimas especies del género Picea que crece rápidamente: en condiciones óptimas puede crecer hasta 1,5 metros al año, lo que la convierte en la especie de crecimiento más rápido del género.
En Noruega esta especie fue introducida a principios del siglo XX, siendo ahora una importante especie forestal en ese país (se calcula que hay unas 50.000 hectáreas forestales de pícea de Sitka en Noruega), donde ha llegado a hibridarse con la pícea común.
En España esta especie está pobremente representada, hallándose sólo en las áreas húmedas del norte, principalmente en Cantabria, País Vasco y en algunas montañas del centro de la Península.