Por otro lado, los consumidores más fanáticos pueden llegar a adquirir los componentes más recientes del mercado para forzar su funcionamiento y conseguir así pruebas de rendimiento inalcanzables para cualquier equipo a la venta.
Si se superan los límites del dispositivo este puede empezar a dar resultados incorrectos, que pueden causar fallos de comportamiento y mal funcionamiento esporádico en los sistemas que dependen de él.
Una tendencia general en la industria de la computación es que nuevas tecnologías tiendan a debutar en primer lugar en el mercado «High-End», entrando más tarde en el mercado comercial principal.
Técnicamente cualquier componente que utilice un temporizador o reloj para sincronizar sus operaciones internas puede overcloquearse.
Sin embargo, lo común es realizar esta práctica con ciertas partes de un PC como procesadores (CPU), tarjetas gráficas, placa base o RAM.
Al overcloquear los procesadores se suele manipular el multiplicador de la CPU si esta opción está disponible, pero el procesador y otros componentes también se pueden overcloquear aumentando la velocidad base del reloj.
Una consideración práctica para que un componente sea sometido a un overclock es si los ajustes necesarios para cambiar velocidades de reloj son accesibles para el usuario.
Cabe destacar que una configuración incorrecta o excesiva tensión puede dañar permanentemente un componente.
Todos los circuitos electrónicos producen calor, generado por el movimiento de la corriente eléctrica.
Sin embargo, hay un límite a la frecuencia máxima que se llama «muro».
Generalmente suelen estar hechos de cobre, que tiene una alta conductividad térmica, pero es caro.
Otros materiales más baratos, como el acero, no tienen buenas características térmicas.
Muchos disipadores de calor combinan dos o más materiales para lograr un equilibrio entre rendimiento y precio.
Otra opción es el aceite mineral, pero las impurezas pueden causar conductividad electricidad.
Un overclock puede dañar permanentemente los componentes y provocar que funcionen mal (incluso en condiciones normales) sin llegar a inutilizarlos del todo.
Sometiendo el sistema a una prueba particular se puede verificar solamente la funcionalidad de la secuencia de instrucción específica en combinación con los datos, pero no se pueden detectar fallos en las operaciones.
Entre las pruebas más populares se incluyen Prime95, Everest, Superpi, OCCT, AIDA64, Linpack (por LinX y IntelBurnTest GUIs), SiSoftware Sandra, BOINC, la herramienta de análisis térmico de Intel y Memtest86.
Se emplean puntos de referencia para evaluar el desempeño, y pueden llegar a ser una especie de «deporte» en el que los usuarios compiten por obtener las puntuaciones más altas.
Los usuarios deben desbloquear la CPU para permitir el overcloqueo, undercloqueo y la compatibilidad con algunas placas base, pero el desbloqueo anula la garantía del fabricante y los errores pueden paralizar la CPU.