Nuevo Orden Mundial (conspiración)
Por ejemplo, Edmund Burke (1790) le da alguna credibilidad,[4] aunque sin mencionar específicamente cuál sería el grupo responsable,[5] y Seth Payson afirma ─en 1802─ que los illuminati todavía existían.[6] Algunos autores ─por ejemplo Augustin Barruel y John Robison─ llegaron incluso a sugerir que los Illuminati estaban detrás de la Revolución francesa, sugerencia que Jean-Joseph Mounier rechaza en su libro de 1801 On the Influence Attributed to Philosophers, Free-Masons, and to the Illuminati on the Revolution of France, «Sobre la influencia atribuida a filósofos, francmasones e Illuminati respecto a la Revolución francesa», aún no traducido al español.Allí se utilizaron para explicar todos los desastres que ocurrieron en el país: la derrota en la guerra, el hambre, la inflación destructiva, etc.[11] A partir de agosto de 1921, Hitler comenzó a incorporarlos en sus discursos, y se convirtieron en lectura obligatoria en las aulas alemanas después de que los nazis llegaron al poder.[12] En palabras de Norman Cohn, esto sirvió a los nazis como «autorización del genocidio».esos términos generalmente se emplean por esos sectores para referirse a, respectivamente, la Separación Iglesia-Estado; acción gubernamental en asuntos de seguridad social y organismos internacionales, tales como las Naciones Unidas)[cita requerida] Así, por ejemplo, empezando en los 1960, grupos como la John Birch Society y el Liberty Lobby dedicaron muchos de sus ataques a las Naciones Unidas como vehículo para crear «Un Gobierno Mundial», promoviendo una posición de desconfianza y aislacionismo en relación con ese organismo.Con ese autor el mayor peligro deja de ser la conspiración cripto-comunista y se transforma en la élite globalista que algunos identifican con el atlantismo del Grupo Bilderberg.Muchos de los mismos personajes ─como Rockefeller─ todavía ocupan un papel central pero no ya como cripto-comunista sino como parte de un grupo plutocrático y elitista,[15] grupo que controlaría tanto los gobiernos y sus instituciones ─especialmente las policías secretas─ como organismos internacionales.[18] Así, los participantes en la conspiración podrían incluir ─aparte de los ya mencionados: capitalistas, comunistas, los judíos, illuminati, la nobleza, los banqueros, los magnates, los plutócratas─ a grupos tales como los masones,[19] grupos infiltrados en la Iglesia católica,[20][21] los políticos[22][23] los gobiernos ─algunos o todos─,[24][25] la cosa nostra, Fuerzas Armadas, entre otros, lo que se extendería incluso a los medios de comunicación,[26][27][28] la Casa Blanca, los ecologistas,[29] las Naciones Unidas[30][31] e incluso, de comprobarse su existencia, los extraterrestres.[35] Igualmente, los presidentes y primeros ministros de naciones son incluidos en la conspiración.Este grupo aglutinaría a los personajes más influyentes del mundo, los cuales se reúnen cada año en alto secreto en las reuniones del Grupo Bilderberg, guardados en todo momento por miembros de la CIA y el FBI (los Estados Unidos), el MI6 británico o la KGB, entre otros.Esta última sugerencia ganó una renovada popularidad entre esos sectores, cuando el conocido telepredicador protestante Pat Robertson afirmó, en su difundido libro New World Order (1991), que tanto Wall Street como el Sistema de Reserva Federal, el Council on Foreign Relations, el Grupo Bilderberg y la Comisión Trilateral organizan la conspiración a fin de ayudar al Anticristo.[45] En esta área —más allá del aparente deseo de dominación mundial— parece haber aún más confusión.Sin embargo, cualquiera que sea ese gran objetivo final, sería imprescindible primero imponer un gobierno mundial.Esas observaciones han llevado a algunos a manifestar preocupación porque estas teorías podrían llevar a individuos o grupos a practicar una «resistencia» que podría extenderse desde el hacktivismo patriótico al asesinato selectivo y el magnicidio, cualquier cosa desde el terrorismo por actos personales ─como posiblemente sean los ataques con carbunco en 2001─ incluyendo el ataque suicida como en el caso del atentado aéreo en Austin de 2010, pasando por el semiorganizado, organizado por grupos reducidos y aislados, como en el caso de Timothy McVeigh; la Conspiración terrorista de los supremacistas blancos (2002) y la Conspiración del gas venenoso (2003), a las organizadas por organizaciones extremistas propiamente tales, en lo que algunos temen se transformen las organizaciones de grupos paramilitares en EE. UU.Esa novela ha sido asociada a varios hechos violentos, el más notable es el atentado de Oklahoma City en 1995.