[3] Basada en hechos reales, esta película trasciende del típico argumento que siempre ha caracterizado a las películas venezolanas en donde se ve la vida desde la óptica del maleante.
Con este largometraje se buscó rescatar los valores de la institución policial.
A los dos meses, los plagiarios envían una fotografía como fe de vida, donde se observa un Benardino torturado y demacrado víctima de una agresión física y psicológica alterando y a la vez tranquilizando a la familia Correia, quienes ya casi perdían la esperanza de encontrarlo con vida.
[7] La película se filma en réplicas exactas de los escenarios del secuestro en el que está basada.
Las maniobras y tácticas que se revelan en el film son de uso oficial en los operativos verdaderos.