Tras la guerra, compaginó su participación en pruebas atléticas con su vuelta a los estudios en el Conservatorio.
[1] De esta manera se convirtió en la primera mujer francesa en ganar tres medallas en unos mismos juegos olímpicos (de verano o invierno).
Sin embargo, su éxito deportivo dañó su reputación como pianista, llegando incluso a evitar durante seis años tocar nada compuesto por Franz Liszt al considerar a este compositor demasiado «deportivo».
[4] Realizó giras durante quince años antes de que asuntos personales, incluyendo la muerte de su esposo, la llevaran a aceptar un puesto como profesora.
Desempeñó este trabajo hasta su jubilación al comienzo de los años 1980.