Seguidamente, tomaron por asalto la alcaldía y establecieron un tribunal en el que muchas personas tomaron la palabra criticando las presiones ejercidas por el gobierno y los servicios de seguridad.
Para reprimir la insurrección las autoridades enviaron al ejército, que abrió fuego sobre una manifestación pacífica.
El 19 de mayo los Estados Unidos, bajo la presión internacional ejercida sobre el país, empezaron a tomar distancias con el gobierno.
Recordando los procesos soviéticos llevados a cabo durante el gobierno de Stalin, especialmente los Procesos de Moscú, los acusados se declararon culpables; uno de ellos declaró: Nosotros merecemos ser ajusticiados dos veces pero, pese a todo, pedimos perdón.
Los 300 testigos estaban vigilados por los guardias de seguridad y nadie podía acercarse a ellos.