[4][5][3][6] Su narrativa es variada y da un protagonismo especial a la mujer.
Esta pasión por la literatura tuvo unos orígenes bien definidos: la rica rondallística mallorquina recogida por el padre Antoni M. Alcover, que Oliver conoció de muy pequeña a través de las versiones que le contaba un tío abuelo.
Entonces todavía no tenía claro que quería ser escritora, pues también quería ser artista de cine y azafata de a bordo, y no fue hasta los 17-18 años que fue cambiando, poniéndose a estudiar el bachillerato, encontrando nuevos amigos, se interesó por la política, comenzó a fumar y se convirtió en una chica rebelde.
[4] Por eso no fue de extrañar que, con apenas 23 años, irrumpiera en la narrativa catalana del momento, con una obra que el escritor Lorenzo Villalonga (1898-1980), en la presentación pública que haría en abril de 1971, la calificará de pequeña obra maestra.
Se trató de la novela Cròniques d'un mig estiu (Crónicas de un medio verano), publicada en Barcelona en 1970, una ciudad donde se trasladará a vivir esos mismos años ya que, en el ínterin, en su Mallorca natal, Oliver conoció al escritor Jaume Fuster (1945-1998) con quien se casaría y, hasta su prematura muerte, compartió vida y literatura.
En el campo audiovisual, ha trabajado en guiones cinematográficos, para la televisión y la radio, de los cuales pueden destacarse, entre otras: "Vegetal", "Muller qui cerca espill", "Que patines, Laura?".
Y al menos, en cuanto a la literatura catalana, será la primera autora que incorporará este personaje femenino en el género: Lònia Guiu ha sido la heroína de las novelas Estudio en lila, Antípodas, y El sol que hace el pato, obras que han sido traducidas a varias lenguas.