A partir de 1899, fue vicario general del arzobispado.
Además de distintas obras de temática religiosa propias de los cargos que ostentó, es autor del Diccionario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas, [1]publicado en cinco volúmenes desde 1901 hasta 1918.
Se trata de un diccionario de carácter prescriptivo, centrado en el vocabulario del español de Chile.
[2] Entre sus aficiones, se hallaba la de escribir poemas y algunas composiciones teatrales.
En 1885, fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua, en la que ocupó hasta su muerte el sillón número 2.