La hermana mayor se encargó entonces de manejar su exitosa carrera como médiums durante varios años.
Para demostrar a los todavía incrédulos que nada de lo que habían sostenido en esas cuatro décadas era real, Maggie se descalza y se sube a la mesa.
Inmediatamente, empieza a realizar con los dedos de los pies los chasquidos característicos que supuestamente emitían los difuntos (los famosos raps) que, reverberando por la madera de la superficie, parecen retumbar en toda la sala.
La madera amplificó el ruido y la pobre madre tuvo la sensación de que, efectivamente, un fantasma estaba contestando a sus hijas.
El buhonero muerto Poco después de las primeras “comunicaciones”, la noticia empezó a correr por el pueblo y no fueron pocos los curiosos que se acercaron a la granja Fox para presenciar los extraños fenómenos.
La gente de Hydesville contuvo la respiración; ¿serían efectivamente los restos del buhonero cuyo espíritu se comunicaba con las hermanas?
En su momento álgido, las hermanas llegaron a percibir nada menos que 100 dólares por sesión.
Cuando las hermanas aseguraron haber hablado con un marido, con una esposa, un hijo, un padre, ¿era sólo una mentira?
¿Era cierto que aquellas jovencitas de rostro bueno y sincero se habían aprovechado del dolor para enriquecerse?
A lo largo de los años, las hermanas Fox perfeccionaron su “técnica” y consiguieron realizar raps y otros efectos “paranormales” absolutamente impresionantes con solo realizar toques “invisibles” con sus dedos, unos toques que vibraban por las superficies sólidas y que parecían envolver a los presentes, realmente como si de un espíritu se tratara.
[2][3] A pesar de su confesión, el movimiento espiritista continuó creciendo en popularidad.