Su propia madre, a su vez, en un intento para castigarlo, lo ató al pie de la mesa, lo que solo provocó una ira aún mayor.
Con la promesa de ofrecer muchos más dulces que guardaba en su casa, daba un paseo en su bicicleta, y así guiaba a las menores a lugares cerrados o desiertos, que variaban desde bosques hasta refugios abandonados donde los violaría de inmediato.
Orpinelli se transformó, poseído por la rabia, agredió brutalmente a las víctimas, las violó, torturó y finalmente las mató por agresión física o estrangulamiento.
Al mismo tiempo, atribuyó los crímenes a su alcoholismo, alegando que cuando “tomaba” estaba fuera de sí.
Orpinelli confesó que secuestró y mató a la niña, aunque su cuerpo nunca fue encontrado.
Crislaine dos Santos Barbosa, la víctima más joven hasta el momento, tenía tres años cuando fue secuestrada en Pirassununga, otraciudad del interior de San Pablo.
En los meses posteriores a la desaparición, se encontró un hueso compatible con el niño en un cañaveral en la parte trasera de un motel.
Sin embargo, en diciembre de 1998, en Río Claro, la policía recibió una denuncia sobre un individuo que había sido visto capturando a dos menores.
Si bien el caso parecía cerrado allí, pero la jefa Sueli Isler, quien trabajaba en otro departamento, se interesó por el caso y, con base en la información proporcionada por el sospechoso al momento de ser detenido, se dirigió al lugar indicado en el expediente como su domicilio.
Sin embargo, recién en 1999, cuando se le permitió dedicarse al caso (que era responsabilidad de otro delegado especialista), la delegada Sueli comenzó a reportar la información obtenida por los familiares y divulgó un nombre y retrato a otras comisarías regionales sobre el sospechoso Laerte Patrocinio Orpinelli.
Orpinelli fue juzgado en 2001 y en 2008 fue condenado a penas acumuladas por más de 90 años en las ciudades donde se cometieron los delitos.