Jueves Negro

Uno de los vendedores fue el fundador de la dinastía Kennedy, Joe Kennedy, quien, tras una conversación con su limpiabotas (Patrick Bologna) en la que este le recomendaba comprar acciones de empresas del ferrocarril y petroleras, formuló la frase según la cual, si cualquiera podía invertir en bolsa y un limpiabotas podía predecir lo que iba a pasar, sin duda significaba que el mercado estaba sobrevalorado.Sobraba papel, faltaba dinero y aumentaban los intereses por este, que llegaban incluso al 20 %.Sin embargo, Charles E. Mitchell Coral, presidente del National City Bank, empleó los recursos del banco para comprar todos los títulos y dar la sensación de que había esperado un descenso excesivo para comprar, lo que hizo recuperar la confianza en el mercado.Los inversionistas estaban molestos, pero lograron detener momentáneamente la caída e incluso revertir la situación con un pequeño ascenso en el valor de las acciones, pese a ser un espejismo, una maniobra que sólo cambiaba la ruta del autobús en la que estaba todo Estados Unidos sin saberlo, a la de una de trayectoria tan solo un poco más larga, como se vería durante la semana siguiente.El 24 de octubre, tras varias pequeñas bajadas, se produjo la primera gran caída, llegando a descender la Bolsa un 9 %[2]​ pero en aquella ocasión no había un banco que comprara las bolsas o una amalgama de inversores que frenara el autobús.
Dow Jones Industrial, 1928-1930.
Jueves Negro: los inversores se agolpaban frente a la Bolsa para conocer la caída de las cotizaciones.