Durante una incursión sarracena, su padre fue asesinado y su madre, embarazada, fue conducida, junto con otras mujeres, como esclava a Palermo.
Cuando tenía 14 años su madre le envió a Calabria y allí se convirtió en monje.
[2] El obispo local Juan le sometió a duras pruebas para comprobar su fe.
Cuando ya era mayor, Juan se distinguió por sus virtudes religiosas y fue elegido como abad.
Conocido por su cercanía hacia el pueblo, ayudaba a los agricultores e incluso obraba milagros.