John Brahm

Después de la Primera Guerra Mundial, trabajó en Viena, Berlín y París, en diversos puestos.

[2]​ En 1943 rodó ¡Por fin se decidió!, donde la protagonista emprende un viaje con su tío a Canadá y, tras alojarse en un desvencijado hotel, se enamora del dueño y convence al tío para ayuder a modernizarlo: es un modo de introducir imquietud que siempre le acompañó.

Pues Brahm llamó la atención con películas complejas (que desbordaban la serie B en la que se inscribirían en principio), como un inquietante El inquilino (The Lodger) en 1944 (también conocido por Jack el Destripador, así en Francia); el perturbador film Semilla de odio (Guest in the House) (1944), el violentamente psicológico Concierto macabro (Hangover Square) (1945) y La huella de un recuerdo (The Locket) (1946), que es un clásico del suspense patológico, basado en la cleptomanía de la protagonista.

[3]​ Ese mismo año, 1947, rodó El doblón Brasher (The Brasher Doubloon), basado en un relato de Chandler (fue la última adaptación que este hizo para el cine negro); pese a que Marlowe no está precisamente en la cumbre con G. Montgomery, no deja de ser una curiosa unión del relato gótico y del cine negro.

Su dedicación absorbente a la nueva pantalla (con más de 150 filmes para la TV) se vincularía con su decadencia creativa.