La armonía de sus rasgos hizo que se lo conociera como "El gran perfil".
Se volvió famoso como actor shakespeareano, aplaudido por su Hamlet, y fue varias veces considerado como el más grande actor de su generación, trabajando en una gran variedad de roles en el escenario y en películas.
Su rebeldía y deseo de acabar con la tradición familiar, le llevaron a trabajar primero como dibujante de un periódico y convertirse en alcohólico, problema que se agravaría con los años.
Su debut se dio en Broadway, en 1903, llegando a ser el más ilustre miembro de la "familia real" sobre todo gracias a sus creaciones shakesperianas (Ricardo III en 1920 y Hamlet en 1922).
Continuó en el cine sonoro debido mucho a su buen registro de voz.