La función del jerife era, en principio, la protección de los dos santos lugares del Islam y de los peregrinos que acuden a ellos.
El título recayó desde 1201 en miembros de la familia de los hashimíes o hachemíes, quienes ejercerían el cargo hasta la desaparición del mismo.
En 1916 el último jerife, Husayn ibn Ali, y sus hijos capitanearon un levantamiento contra el poder otomano al que se daría el nombre de Rebelión Árabe y a resultas del cual la región del Hiyaz se convirtió en un Estado independiente.
Los hachemíes fueron desalojados del poder y el Hiyaz anexionado al Nechd para formar el nuevo Estado de Arabia Saudí en 1932.
De este modo desapareció el título, que había existido ininterrumpidamente desde los primeros tiempos del Islam.