Es uno de los libros más conmovedores que he leído y su impacto me acompañará para siempre”.
Jablonka demuestra que la historia, como en general las ciencias sociales, necesita transformar su escritura.
Sin proponerse en ningún momento difuminar la frontera entre ambas prácticas, el autor se pronuncia “por una historia que se beneficie de los recursos de la literatura, creando un nuevo género” y muestra que se puede concebir textos que sean a la vez literatura y ciencias sociales.
[3] Por eso “esta literatura podía actuar como la mejor herramienta de la disciplina histórica”[1].
También declaró que “todos crecemos en una sociedad globalmente patriarcal, estamos colectivamente intoxicados".