Para tal fin, Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby, conocida como los springboks.
Este equipo no pasa por una buena racha deportiva y sus fracasos se acumulan.
Sin embargo, Mandela y Pienaar se mantienen firmes en su teoría de que el rugby puede unir exitosamente a un país.
Durante los juegos de apertura, el apoyo por los springboks comienza a crecer entre la población negra.
La experiencia conmueve profundamente a Pienaar, quien se sorprende por el hecho de que Mandela sea un hombre capaz de perdonar a aquellas personas que lo encerraron en una celda durante casi treinta años.
En un partido muy parejo que finalizó en un empate a 12 y de mucha tensión, los tres puntos del drop de Joel Stransky (Scott Eastwood) dieron la victoria sudafricana en tiempo suplementario, 15-12 (la primera vez en un mundial que se jugó un tiempo extra).
Mandela y Pienaar se reúnen en el campo para celebrar la improbable e inesperada victoria.
Las frases del poema Invictus se oyen una vez más en su mente.
[11] Algunos críticos acusaron a la cinta de no tener una relación humana que permita al espectador conectar con la historia a nivel emocional, y eso sería lo que resta fuelle al mensaje de la película y la hace menos emocionante.