Herodas

Lo que hace allí Teócrito, Herodas, su joven contemporáneo, lo hace de otro modo, moldeando antiguo material con una forma nueva, a una escala menor, bajo estrictas condiciones técnicas.Más bien, afectó un estilo pintoresco que imitaba al griego hablado en el siglo VI a. C. (Cunningham 14) Pero el metro rezongante y el lenguaje pintoresco se ajustaban al tono de vida cotidiana que Herodas alega que pretende lograr; pues, así como Teócrito puede ser considerado idealista, Herodas es un realista decidido.En el Mimo I la vieja nodriza, ahora alcahueta profesional, visita a Metrique, cuyo esposo lleva ya mucho tiempo lejos, en Egipto, y trata de despertar su interés por un deseable joven, perdidamente enamorado de ella a primera vista.En una corriente voluble de interminables frases ella narra sus travesuras y ruega al maestro que lo azote.[1]​ Los mismos Kerdon y Metro del mimo VI aparecen aquí, trayendo Metro a algunas amigas a la zapatería de Kerdon (su nombre, que significa «especulador», ya se había hecho genérico para el zapatero como el típico representante del comercio al por menor) es un hombrecito calvo con labia, que se queja de los malos tiempos, quien embauca y persuade alternativamente.Las alusiones sexuales que se esperan después de su implicación en el mimo VI son sólo puestas en evidencia al final, cuando las amigas de Metro han abandonado la tienda.Su efecto se logra a través de verdaderos medios dramáticos, con toques nunca gastados y muchas veces más agradables porque no reclaman la atención.
Primera columna del papiro Herodas, mostrando Mimiambo 1. 1-15.