Aunque nacido en Módena, desarrolló casi toda su carrera artística en Bolonia.
Las primeras obras documentadas atribuibles a su mano son algunas miniaturas incluidas en los estatutos del Arte dei drappieri (1407) Hacia 1410, en la Capilla Bolognini —dentro de la basílica de San Petronio, en Bolonia—, realizó los frescos del Paradiso, el Inferno y las Historias de los Reyes Magos.
Sin embargo, hasta fechas relativamente recientes no le ha sido adjudicada su autoría, ya que diversas autoridades, como Giorgio Vasari, la atribuyeron erróneamente a la mano de Buonamico Buffalmacco, autor de las célebres pinturas del camposanto de Pisa.
Uno de sus últimos encargos lo realizó en su ciudad natal de Módena, donde restauró y pintó las grandes vidrieras del edificio del duomo (1453) Su narración es densa y viva, con caprichosos detalles de pesimismo nórdico.
A la muerte de Giovanni, su hijo Cesare (vivo en 1484) continuó con la actividad del taller.