[3] Es de constitución esbelta, con cola no muy larga, cabeza pequeña en relación con el resto del cuerpo y orejas grandes.
Destacan sus largas patas, que le permiten ver mejor en las praderas de hierbas altas donde vive más frecuentemente, y su pelaje amarillento con motas negras.
Son buenos corredores y, aunque no suelen subirse a los árboles, pueden escalar bastante bien.
Los servales jóvenes pueden ser domesticados, pero son difíciles de mantener en cautividad porque no suelen reconocer la jerarquía impuesta por sus dueños; a pesar de ello, cada vez se les ve más como mascotas exóticas en Estados Unidos.
En este país se han producido cruces exitosos de servales con caracales, unos felinos ligeramente emparentados, e incluso con gatos domésticos, lo que ha originado una nueva y rara raza de felinos domésticos, los gatos «Savannah».
A pesar de que está especializado en roedores, es un depredador oportunista cuya dieta incluye también aves, liebres, damanes, reptiles, insectos, peces y ranas.
Con presas más grandes evita los órganos e intestinos junto con piel, plumas, picos, patas o pezuñas.
Su ataque repentino es un salto vertical muy preciso, que puede ser una adaptación para la captura de aves.
[7] Es capaz de saltar hasta 3.6m horizontalmente desde una posición estacionaria, y aterrizar con precisión en el blanco con fuerza suficiente para aturdir o matar a su presa del impacto.