Diego hombre muy piadoso, y fuelo desde muy joven; á los 11 años vistió el hábito de San Francisco.
Eugenio IV daba comisión al arzobispo de Sevilla, al arcediano de Toledo y al maestrescuela de Cuenca, para que ejecutasen la sentencia mencionada.
Hombre instruido, dedicó los ocios de obispo á formar el Brebiario Cartaginense, innovó la regla que se seguía en los divinos oficios, y, conforme a la nueva, compuso el misal que vino á imprimir su sucesor Almeyda.
Excelente administrador, como han solido ser los franciscanos, dio notable impulso á las obras de la catedral que vix assurgi poterat à fundamentis, y alentado tanto como obedecido por la clerisa, según entonces se decía, consilio, voluntate et assensudominorum Decani ac Capituli, ac cleri universi suae dioecesis synodaliter congregati, aplicó á las obras una casa y la quinta parte de los diezmos del cabildo y parroquias en todo el obispado.
El obispo Bedán contó muchos años y llegó á extrema decrepitud -de que quiera Dios librarme- que no le permitía dejar el lecho, por lo que el Papa Eugenio IV le absolvió del vínculo con su iglesia, le nombró obispo de Plasencia y trasladó á Murcia á su sobrino, que era obispo de Badajoz.