La actividad de estos espías constituye el caso mejor documentado y conocido de espionaje nuclear en la historia del armamento atómico.
Durante el comienzo del diseño de dispositivos nucleares, existía un movimiento entre los científicos para compartir su información con la comunidad científica mundial, que fue firmemente prohibido por el gobierno estadounidense.
En la actualidad, la aparente cesión voluntaria de tecnología e información nuclear a Irán, Libia y Corea del Norte y es posible que de otros gobiernos por parte de Abdul Qadeer Khan, un científico pakistaní que es considerado un héroe nacional por su papel en la construcción del arsenal nuclear de Pakistán, aún no ha sido lo suficiente investigada, y existe cierto debate sobre si el término espía atómico puede aplicarse a los que han actuado fuera del período de la Guerra Fría, como el citado Khan y el físico argentino-estadounidense Leonardo Mascheroni.
Aunque los soviéticos recibieron cierta información, como los teoremas técnicos transmitidos por Klaus Fuchs, que se cree podrían haber servido para el desarrollo de armas nucleares, la cuestión es si el líder del proyecto de la bomba nuclear soviética, Igor Kurchatov llegó a utilizarla.
La confirmación del espionaje atómico fue descubierta por el proyecto VENONA, que interceptó y descifró varios informes de espionaje soviéticos enviados durante y después de la Segunda Guerra Mundial.