Esta era la primera elección desde 1927 en los tres países nórdicos (Dinamarca, Noruega y Suecia) en que el partido de ideología socialdemócrata no quedaba en el primer lugar de la elección.
La participación electoral fue de un 87.1% en Dinamarca continental, un 80.0% en las Islas Feroe y un 61.5% en Groenlandia.
Las elecciones marcaron un gran impacto en la política danesa: fue la primera vez en que los partidos de derecha obtuvieran mayoría parlamentaria desde que se dio comienzo al sistema democrático moderno en Dinamarca en 1901; a pesar de que los partidos de derecha se habían mantenido en el poder en varias ocasiones, siempre habían tenido que compartir el poder, formando coaliciones con partidos de centro e izquierda, como el Partido Social Liberal.
[3] El historiador Bo Lidegaard declaró que los resultados demostraron un alejamiento del amplio consenso nacional que había existido desde los años treinta, con respecto al estilo de gobernar en Dinamarca.
Uno de los cambios más importantes que forzó el cambio fue el aumento de la inmigración como tema político, y el posterior surgimiento del Partido Popular Danés.