Benny oculta el cadáver en un armario y limpia concienzudamente la sangre de la habitación.
En el salón, Georg expone fríamente las opciones que tienen: tanto alertar a las autoridades, con un juicio en el que los padres serían acusados de negligencia y su hijo sería internado una institución psiquiátrica, como destruir las pruebas.
Sus padres son detenidos seguidamente y Georg se queda mirando a su hijo.
En la película, Haneke, vuelve a explorar la sociedad moderna como un lugar deshumanizado, desprovisto de emociones y se centra en esta idea del propio director:
Cuando su padre le pregunta por qué mata a la chica, Benny responde: «Quería ver cómo era, supongo».
La película ha recibido buenas críticas con una puntuación de 64% en la web Rotten Tomatoes.