Su abuelo, Manuel Gibert y Sans, había sido presidente durante dos décadas de varias compañías ferroviarias.
Esta se encargaba de inspeccionar las empresas explotadoras del ferrocarril.
Maristany era el responsable de la parte técnica, para lo que tenía que estar al día de todas las novedades en el campo ferroviario y así escribía frecuentemente trabajos sobre la materia con una visión muy avanzada.
En 1895 fue ascendido a ingeniero jefe del Servicio de Vías y Obras.
En ese momento se planteaba integrar la red catalana (la antigua TBF) en la red antigua, que Maristany diseñó como un proceso evolutivo, que no culminaría hasta 1936.
Al cabo de diez años al frente de la compañía, en 1918, se había ganado el afecto del personal (tal como había pasado ya con la TBF años antes).