Anexo:Lugares de El legado

En tiempos de Eragon, Dras-Leona está gobernada por un noble llamado Marcus Tábor.

El centro de Dras-Leona está rodeado por una muralla amarillenta y sucia.

Además Eragon descubre que también tenían atrapado a Sloan, padre de Katrina y se queda para encargarse de él y del último Ra'zac, mata al último Ra'zac y, descubriendo su nombre verdadero, manda a Sloan a Du Wendelvarden.

Es una montaña hueca bajo la que se encuentra Trojheim, la capital de los enanos.

Está fuertemente guardada y alberga un gran campamento de soldados del Imperio.

Sin embargo, mientras está allí es capturado por los soldados de Galbatorix, siendo encerrado en la misma prisión que Arya.

Son realmente escarpadas, como vegetación solo en sus bases, un auténtico laberinto de valles y grietas.

Eragon intenta decirle a Saphira que regresen, pero por la falta de aire, se hace difícil entenderle.

Finalmente él se desmaya, y la dragona, entendiendo que pasa algo malo, da la vuelta.

Debido a esto, sangre noble se encuentra aún entre los habitantes de Carvahall y Therinsford.

Surda escapó de la anexión al Imperio por no ser una amenaza para Galbatorix.

Durante los últimos cien años ha estado luchando secretamente contra el rey, y apoyando a los Vardenos.

Las balistas situadas en torno al castillo y en las murallas de Aberon fueron especialmente diseñadas para derribar a los dragones que se acercaran, una medida disuasoria contra los Apóstatas y el mismo Galbatorix.

Roran recibe trabajo allí como ayudante en un molino, pero se ve obligado a dejarlo por la muerte de Garrow, su padre.

El rey y sus Apóstatas residían allí hasta que uno a uno estos últimos fueron muertos, la mayoría por los Vardenos.

Mientras Selena consiguió ocultar a Eragon con su hermano Garrow, Murtagh creció en el castillo de Morzan bajo su abusivo padre, y cuando este murió, fue llevado al castillo del rey, donde fue educado, aunque su vida estaba permanentemente amenazada.

Ambos, Jinete y dragón, fueron obligados a jurar lealtad al rey en el idioma antiguo, cosa que los mantiene atados de manera férrea.