Con el tiempo, formaron aquí sus propias familias, comenzando así a poblar la Costa de Caparica.
En el siglo XIX la zona empezó a atraer a la nobleza lisboeta, que así pudo aprovechar las amplias playas con vistas al océano Atlántico y los largos paseos entre los bosques marítimos de pinos y eucaliptos.
Durante este período también se construyó una residencia para albergar al rey de Portugal.
Un tren turístico llamado Transpraia (Minitren de Caparica, cuatro estaciones y 15 apeaderos) con acceso directo a las playas y su 4 campamentos recreativos (acampada), recorre 9 kilómetros di su costa hasta llegar a Fonte da Telha.
Las playas son bastante agradables para practicar el surf y bodyboarding.