En el mundo anglosajón se lo conoce como broker.
El título necesario para ejercer como tal puede obtenerse en España superando los exámenes que convoca anualmente la Dirección General de Seguros.
Cada Estado o país establece diferentes reglas para poder poner en marcha una correduría.
A diferencia del agente exclusivo, vinculado contractualmente a una única compañía de seguros y que trabaja para ella, el corredor de seguros ofrece diversas ventajas.
Puede actuar en nombre de sus clientes cancelando pólizas (con autorización expresa del tomador) o trasladándolas a otras aseguradoras y gestiona directamente los siniestros de sus clientes, también con la autorización del tomador o asegurado.