[1] Se dice que un equipo es electromagnéticamente compatible cuando funciona en un ambiente electromagnético de forma satisfactoria y sin producir interferencias o perturbaciones electromagnéticas que afecten la operación normal de cualquier aparato o dispositivo que se encuentra en ese ambiente.
Entre los objetivos de la EMC está garantizar que los dispositivos, equipos o sistemas funcionen satisfactoriamente en presencia de otras fuentes electromagnéticas, a la vez que no afecten a otros sistemas, equipos o dispositivos como tampoco al entorno que lo rodea (entiéndase vegetación, animales o personas).
Con respecto a la salud humana, esta disciplina aborda el tema de los posibles perjuicios causados por ciertos equipos electrónicos.
Además la EMC fija normatividad para evitar que algunos equipos altamente sensibles o vitales sean afectados por alguna contaminación electromagnética, como es el caso de implementos médicos en un hospital o un equipo auxiliar en aeronavegación.
La compatibilidad electromagnética se ocupa de dos problemas diferentes, que dan lugar a dos ramas de la misma: La norma diferencia los dispositivos, aparatos o sistemas participantes en un entorno electromagnético según dos grupos: Dado que un sistema puede estar compuesto de subsistemas, también debe estudiar las posibles interferencias internas entre los mismos.