En 1991, tras finalizar su año júnior, consiguió la medalla de bronce con la selección estadounidense en los Juegos Panamericanos celebrados en La Habana.
En su primer año en la liga se convirtió, por entonces, en el rookie más anotador en la historia de los 76ers con 1.280 puntos (15.6 por partido), lideró al equipo en rebotes (7.2) y fue el único sixer en disputar los 82 encuentros de temporada regular.
En la siguiente temporada no hizo más que progresar, liderando esta vez a los 76ers tanto en anotación (18.4 puntos por noche) como en rebotes (10.1) y con un 48.3% en tiros de campo.
Posteriormente fichó como agente libre por Miami Heat, donde permaneció dos años, lejos de los números firmados en sus inicios en la NBA.
En verano de 2000 fue traspasado a Cleveland Cavaliers y en su única campaña en el equipo aportó unos notables 11.3 puntos y 9.7 rebotes en los 82 partidos de la temporada que disputó, siendo sus mejores promedios en los últimos años.