Casa Boker

La familia Boker es originaria de Remscheid, Alemania, una zona que lleva mucho tiempo produciendo acero.

En la segunda mitad del siglo XIX los mercados de los Boker crecieron aceleradamente: Estados Unidos, México, Chile, Argentina y otros países sudamericanos eran los nuevos destinos de su producción, que aumentaban a diario.

Roberto Boker y su hermano encontraron a Estados Unidos en plena guerra civil.

Su negocio era muy próspero, pero en 1865 llegó la paz y con ella la recesión: el país estaba prácticamente destruido.

Aprovechando sus contactos en Nueva York, Boker introdujo en México la máquina de coser Singer.

La empresa no daba crédito a los clientes, pero sí les permitía irlos pagando en abonos.

Conservaba la propiedad de los productos, hasta que los clientes pagaran la totalidad.

El edificio fue diseñado para exhibir la mercancía de ferretería, mercería, cuchillería, implementos agrícolas, mineros y el hogar.

Whitney Co., también de Nueva York, y la obra la llevó a cabo el ingeniero mexicano Gonzalo Garita en dieciséis meses.

[2]​ Durante la excavación para construir el edificio, se encontraron dos artefactos aztecas; el primero, un águila decapitada, que fue donado al Museo Nacional de Antropología; segundo, El Chihuateto, que se encuentra en el Museo Nacional de Arte.

En el segundo piso había muebles para oficina, al igual que accesorios de arte.