Diseñado para 31 500 personas, en junio de 1939 llegó a tener entre 60 000 y 80 000 prisioneros, que se distribuían en 18 islotes de 25 barracones cada uno.
El perímetro del campo estaba vigilado por fuerzas francesas, y no se permitía la salida del mismo sin autorización.
En septiembre de 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el campo fue puesto bajo autoridad militar y las instalaciones sirvieron también para la instrucción de tres regimientos de soldados, formados por voluntarios del propio campo.
[1][2] El campo fue desmantelado a finales de 1942, y los internados que permanecían en Le Barcarès, trasladados a otros campos.
El pintor y dibujante Josep Subirats, prisionero en el campo, dejó constancia documental del lugar,[3] habiendo sido también objeto de interés posterior de otros artistas.