Calificador del Santo Oficio era el teólogo nombrado por el tribunal del Santo Oficio destinado a censurar libros y proposiciones o afirmaciones dogmáticas y, en algunas ocasiones, dictaminar sobre cuestiones dudosas del mismo tribunal.
[2] En general, en un primer momento, los calificadores del Santo Oficio tenían una formación académica alta, y era abundante el grado de doctor en teología y maestro en artes.
Muchos eran catedráticos en teología y artes en la universidad o lectores de sus conventos.
A los catedráticos de teología y de filosofía del siglo XVIII aquel cargo inquisitorial ya no les atraía tanto como antes.
[3] Jovellanos se quejaba del bajo nivel de los calificadores de su época, los cuales solían ser frailes que no conocían idiomas extranjeros y solo sabían algo de teología escolástica y moral casuística.