Sus números acumularon un .318 de bateo, 27 cuadrangulares y 102 RBI; incluso su equipo logró llevarse la Serie Mundial de ese año frente a los Philadelphia Phillies.
De 1983 a 1986 tuvo los mejores números ofensivos para un parador en corto.
Ya para 1995 la expectativa de alcanzar y dejar atrás el récord histórico de Lou Gehrig era grande, este hito le haría un gran bien al deporte para recuperar las glorias individuales.
Cuando al quinto inning su marca ya fue oficial, Ripken corrió alrededor del Camdem Yards en medio de una ovación espectacular y una teleaudiencia enorme a todo lo largo y lo ancho de los Estados Unidos.
El número que ocupó en su camiseta (8) fue retirado ese mismo año.