Debido a la facilidad de propagación del correo electrónico, estas cadenas se han convertido en mensajes masivos.
La razón de esto es su capacidad de crecimiento potencialmente exponencial: por ejemplo, suponiendo que un usuario envía un mensaje en cadena a 4 personas, y éstas a otras cuatro, y así sucesivamente, veremos que cada vez que el mensaje se transmite, la cantidad de copias del mensaje se multiplica por cuatro.
Desde luego, rara vez los mensajes en cadena siguen una progresión predecible en términos numéricos (cada usuario decide a cuántos otros les envía la cadena o, incluso, no reenviarla), su comportamiento sigue acercándose al crecimiento exponencial.
Se puede evitar utilizando el campo CCO (o BCC, según el idioma del cliente de correo electrónico) para poner la dirección y así éstas no aparecerán en el mensaje.
Igualmente se recomienda borrar en el contenido otras direcciones de correo si están.
Estas cadenas generalmente tienen el mismo formato que consta de un 'gancho o anzuelo', una amenaza y una petición.
La mayoría explotan, ya sea, los buenos sentimientos de las personas, su avaricia o sus supersticiones y claro está, su ignorancia como usuarios.
Este tipo de cadenas no son nuevas en el mundo del correo electrónico.
Los chistes contados a través de correo electrónico se han convertido en cadenas.
Algunos chistes se convierten en cadena por sí mismos cuando éstos son buenos, sin necesidad de contener mensajes que inviten a reenviarlos.
Es muy importante no hacer caso de los mensajes en los cuales se pide borrar un archivo (supuesto virus) del ordenador a no ser que se esté seguro que si es un virus de verdad: a veces son archivos del sistema, que al borrarlos afectan el desempeño del equipo.
Al igual que los chistes, algunos son transmitidos por el simple hecho de ser interesantes o divertidos.
Aunque inicialmente su difusión puede ser más rápida, al perder vigencia la noticia la cadena frena su expansión y muere.