Bulla (sello)

Los tratantes modelaban con arcilla una pequeña bola para introducir en su interior un número determinado de figuras que se correspondía con la cantidad y el tipo de artículo vendido.

Denise Schmandt-Besserat, arqueóloga francesa, recibió una generosa beca para investigar el origen de la escritura.

Los estudios anteriores intuían que dicho origen se encontraba en el Antiguo Oriente Próximo, alrededor de las amplias cuencas hidrográficas del Éufrates y el Tigris, 3000 o 4000 años a. C. Schmandt-Besserat visitó las tierras de los actuales Irán, Irak, Turquía, Siria, Jordania e Israel, hacia los años sesenta y setenta del siglo XX, y comenzó a recopilar tablillas mesopotámicas, que hasta entonces eran consideradas como las primeras escrituras.

El hombre representó por primera vez el lenguaje con pictogramas (dibujos), por lo que no podía considerarse escritura.

Sin embargo, en las tablillas más antiguas a los pictogramas ya les acompañaban los ideogramas (representaciones abstractas).

Una bulla (o sobre de arcilla) y su contenido en exhibición en el Museo del Louvre. Período de Uruk (4000 a. C.-3100 a. C.).