Las baterías LiPo funcionan siguiendo el mismo principio que las baterías de iones de litio, el intercambio de electrones entre el material del electrodo negativo y el material del electrodo positivo mediante un medio conductor.
Para evitar que los electrodos se toquen directamente, se coloca entre ellos un material con poros microscópicos que permite tan solo los iones (y no las partículas de los electrodos) migren de un electrodo a otro.
Si bien, una batería con buen uso y bien mantenida puede llegar a realizar más de 300 ciclos de carga y descarga, una batería mal cuidada puede no llegar ni a los 50 ciclos.
Además, el uso incorrecto, en especial las sobrecargas, puede producir que las baterías LiPo ardan.
Por eso, para manejar las baterías de forma segura y para alargar la vida útil de las mismas, es importante seguir unos ciertos cuidados: Cuando acabe la vida útil de nuestra batería (no conserve el 80% de carga máxima), la podemos reciclar en un centro autorizado, siempre y cuando la hayamos descargado previamente.