Se le considera el fundador del movimiento ambientalista en el mundo.
Durante los 1950s, Commoner adquirió notoriedad al pronunciarse en contra de las pruebas nucleares.
Escribió varios libros sobre los efectos ecológicos negativos de las pruebas nucleares en la superficie.
Tras su fallida tentativa electoral, Commoner regresó a la Ciudad de Nueva York y trasladó el Centro para la Biología de los Sistemas Naturales al Queens College.
Cedió su puesto en 2000 y en sus últimos años fue un científico superior en el Queens College.