Se convirtió al catolicismo antes del matrimonio.
De acuerdo con su libro Lady Blue Eyes: My Life with Frank, «Él (Frank) nunca me pidió que cambiara la fe por él, pero podía deducir que estaba contento de que lo considerara».
[5] Tras su muerte, Frank Sinatra le dejó 3,5 millones de dólares en activos, junto con mansiones en Beverly Hills, Malibu y Palm Springs.
También heredó los derechos a las grabaciones de Sinatra, la mayoría de sus posesiones materiales y el control sobre su nombre y semejanza.
Le sobreviven su hijo, su nieta y sus hijastras.