El atrapamiento miofascial es un trastorno no inflamatorio, que se manifiesta por dolor localizado, rigidez y cuya característica primordial es la presencia de puntos gatillo.
Consta de tres componentes: una banda palpable en el músculo afectado, un punto gatillo y el patrón característico de dolor referido,[1] los cuales con un minucioso examen físico y una exhaustiva historia clínica, son los elementos básicos para llegar a este diagnóstico.
En el diagnóstico es fundamental la historia clínica, la exploración física y un adecuado aprendizaje del examen muscular de los PG.
Eliminar los factores perpetuadores, educar al paciente y proporcionarle un programa de ejercicios domiciliarios.
En los casos refractarios, la infiltración de los PG (punción seca, anestésicos locales, corticoides o toxina botulínica), realizada por un médico experimentado, es eficaz.