Los sesenta mil encontraron el caballo en el áshram del sabio Kapilá.
Creyeron que lo había robado y ―por influencia de su malvado hermano― atacaron al sabio meditador.
[1] Entonces el santo Kapilá abrió los ojos y con su mirada iracunda los quemó hasta convertirlos en cenizas.
Más tarde, el rey Sagara envió a su nieto Ansúmat (hijo de Asamansha) para recuperar el caballo.
[1] Finalmente Anshuman, el noble hijo de Asamansha sucedió a Sagara como rey.