Antigravedad

A principios del siglo XX, el físico Ernest Rutherford teorizó su modelo atómico, en el cual los átomos estarían compuestos por un núcleo central y partículas negativas electrones girando alrededor del núcleo (y no incrustados en él como afirmaba Joseph John Thomson).

Esta teoría especulativa fue complementada por Niels Bohr con el modelo atómico cuántico.

Para 1935, ya se teorizaba que los átomos no eran los constituyentes más pequeños de la materia sino que tanto los protones como los neutrones conformaban el núcleo, unidos entre sí mediante dos fuerzas teóricas llamadas fuerza fuerte y la fuerza débil y para 1975 se teorizaba que a su vez estas estaban aún constituidos por sub-partículas, hoy en día denominadas partículas elementales.

Si las propiedades y comportamiento de la antimateria son perfectamente opuestos al de la materia ordinaria, el antigravitón sería responsable de una interacción repulsiva mediante una fuerza que mantendría a estas antipartículas separadas, con una magnitud perfectamente igual a la ejercida por el gravitón para producir las interacciones atractivas.

[6]​ Según Felber, la aceleración producida por esta fuerza sería además muy progresiva, permitiendo los viajes tripulados.